Para saber acerca de los mocos en bebés y cuándo preocuparse, primero debes conocer que son muchas las tonalidades en las que se pueden encontrar los mocos.
Van desde claros, blancos, espesos o verdes, y siempre van a ser una de las consultas más frecuentes para los pediatras.
¿Los mocos en los bebés deberían de preocuparte?
La constante presencia de mocos en los niños es motivo de alarma en los padres quienes generalmente no tienen idea de lo que pueden hacer para que su hijo se sienta de mejor manera.
No obstante, no hay que preocuparse por eso, ya que todos tenemos mocos. La diferencia recae, de acuerdo a lo que explica Jesús Garrido, quien es pediatra, en que durante los primeros años de vida, los niños llegan a pasar infecciones, y con mayor frecuencia producen mocos.
“No en vano se les llama mocosos”, señala. De forma habitual, a partir de los 3-4 años es cuando llega a transcurrir más tiempo hasta que una infección nueva les genera un incremento de moco que es llamativo.
Ante ello, el experto ha señalado que los mocos existen por un motivo: “Nuestro cuerpo tiene barreras que nos protegen del exterior. La más evidente es la piel, pero también tenemos mucosas que revisten las vías por las que entran cosas voluminosas en nuestro cuerpo”.
Además sustenta que para poder brindar protección a dichas superficies, el cuerpo se encarga de producir moco. Esta es una producción que se ve incrementada cuando algo le produce irritación a una zona de mucosa.
Esta es la manera que tiene el cuerpo de eliminar aquello que le está irritando. Es así como los mocos son un sistema de protección del cuerpo.
¿Se deben tratar los mocos?
Gran número de padres se han preguntado en relación a la manera en como hay que tratar los mocos en los pequeños, aunque esa en realidad no es la pregunta que se deberían cuestionar, más bien, según Garrido, la pregunta es, si es necesario tratarlos.
Para algunos profesionales, los mocos son un mecanismo defensivo por lo que no hay que hacerlo nunca, aunque también puedes encontrar quienes difieren.
“El cuerpo con frecuencia se defiende de forma excesiva o ineficaz. Un ejemplo claro es la mucosidad que surge durante las alergias. Producir tanto moco que dificulte la respiración frente a un polen es algo absurdo”.
El consejo más adecuado es que si un niño presenta moco, sin que este le llegue a generar una molestia importante, no debes hacer nada.
“Para mí está totalmente justificado tratar el moco cuando por su abundancia dificulta la alimentación o el descanso de un niño o cuando el moco es causa de dolor y provoca otitis, sinusitis y que la piel de la nariz se irrite de tanto limpiarla”, asegura el experto.
Tres formas de actuar ante los mocos
- Limpiar con un pañuelo: la acción básica cuando no producen molestias significativas.
- Lavados nasales: los especialistas señalan que en la actualidad se abusa de ellos.
- Medicamentos: se recomiendan cuando la cantidad de moco llega a generar dificultades con la alimentación, el descanso o hay dolor. “Entre los medicamentos disponibles se deben destacar los antihistamínicos y los mucolíticos. Aunque se debe evitar el uso de los segundos de ser posible. Estos medicamentos logran hacer que el moco sea menos espeso pero incrementan la cantidad de moco lo que puede generar problemas”. Los antihistamínicos, sin embargo, suelen ser bastante útiles cuando una excesiva cantidad de mocos esta generando problemas.
En medio de este panorama, los expertos insisten en que los padres se armen de paciencia con los mocos y que cuando lleguen a observar a su hijo, se fijen en si se encuentra reduciendo su bienestar dicha situación. En estos casos es cuando se debe acudir al médico.
“Por el contrario, si el niño tiene moco, pero está contento, activo y su mayor molestia es cuando te empeñas en lavarle la nariz, limpiarle con el pañuelo o peleas con él para que tome el jarabe de turno, ¿qué tal si le dejas en paz?”, acota el especialista.
Contagio del catarro
Los catarros en su mayoría son causados por virus y son transmitidos mediante las secreciones de las vías respiratorias (los mocos), que podrían estar presentes en el aire, la tos y los estornudos de alguien que esté infectado, o bien permanecen en objetos que quien esta acatarrado ha tocado o chupado.
Síntomas del catarro en los bebés
- Mucosidad nasal (rinitis)
- Dolor de garganta (faringitis)
- Tos ronca (laringitis)
- Tos y ruidos respiratorios (bronquitis)
En ocasiones también llega a causar fiebre, sobre todo en los bebés y los niños que son más pequeños.
Tos y mocos en los bebés
En su mayoría, los catarros llegan a curarse solos, sin medicinas, una vez que han pasado algunos días, y cuando son superados las defensas del bebé se fortalecen.
No obstante, es posible que lleguen a tardar más de la cuenta en curarse o pueden complicarse y derivar, debido a las bacterias, en otras enfermedades que son más importantes como otitis, sinusitis, conjuntivitis o neumonía.