Inicialmente es recomendable conocer de qué se trata una gastroenteritis, ya que esta es una inflamación del tubo digestivo. Si se encuentra inflamada la pared del estómago, el paciente presenta vómitos, pero si es del intestino, será un cuadro de diarrea, aunque también se presentan en ocasiones ambas cosas.
Esta se suele contagiar al entrar en contacto con algún tipo de secreción de otras personas enfermas. En consecuencia, resulta primordial que cuando existe alguien enfermo en el entorno extreme el lavado de las manos y con ello se evitan contagios.
Si es lactante o preescolar, se debe intentar que se quede en casa y de este modo se evita que contagie a toda su clase.
¿Cómo curarla?
En su gran mayoría, la gastroenteritis suele ser de origen vírico, por lo que no se cura, sino que ‘se pasan’. Existe un pequeño porcentaje que es bacteriana, y de estas son muy pocas las que se tratan con antibióticos, y esto no es para que se cure antes, sino para evitar que dichas bacterias colonicen el intestino y con ello provocarle al niño diarreas de repetición.
Mientras, ¿qué se hace?
Lo más importante de cuando se presenta una gastroenteritis en niños será evitar la deshidratación, y para lograrlo se deben reponer los líquidos y sales minerales que se pierden a través del vómito y de la diarrea. En Urgencias de Pediatría se ingresa por deshidratación debida a una gastroenteritis a los pacientes más pequeños.
¿Con qué se repone la hidratación?
Lo más similar en composición al líquido perdido es la solución de rehidratación oral, es decir, el suero que se vende en las farmacias. Cuando se trata de gastroenteritis leves que no presentan signos de deshidratación, de las que vale decir son la mayoría en el mundo occidental, la deshidratación se puede manejar de forma segura con agua, zumos naturales o leche.
Si bien, no es lo ideal, si es una opción cuando a un niño no le agrada el suero y rechaza tomarlo.
Otros líquidos como Aquarius o Coca-Cola no deben ser usados ya que son bajos en sodio y con un contenido elevado en azúcar lo que provoca más diarrea, facilitando la deshidratación. La misma situación ocurre con los sueros caseros, pues se hace complicado conservar la proporción de sales y siempre se le añade más azúcar para que sepa mejor.
¿Cómo se debe administrar?
Si el pequeño presenta sólo diarrea, no hay problema ya que se le ofrece el suero para que lo consuma cuando guste. Cuando se producen vómitos resulta un tanto más complicado, ya que siempre que se introduce algo en el estómago y se le hace trabajar, el mismo tiende a expulsar su contenido.
Por esta razón se debe ir de a poco. Inicialmente con una cantidad de unos 5 ml cada 10 minutos y así durante una hora. Si no vomita, a la siguiente hora se puede hacer más frecuente, cada 5 minutos. Si ha aguantado otra hora, se le comienzan a dar sorbitos, y así sucesivamente.
Si en cualquier punto del proceso vomita, te detienes para dejarle reposar quince o treinta minutos y se vuelve a comenzar desde el principio, tomando en consideración de que con los niños pequeños surgen los miedos de que se deshidrate y se acelera el proceso, consiguiendo forzar al estómago y que aumente la inflamación.
¿Cuándo se puede dar de comer y qué?
En relación a qué comer, puede ser lo que sea ya que desde hace muchos años se ha demostrado que la dieta blanda que se suministraba de pequeños no acorta la duración de las gastroenteritis, sino que contrariamente, hace más difícil la realimentación, ya que muchos niños rechazan el plato de arroz hervido, pescado blanco y patata cocida.
En tal sentido, lo mejor es ofrecerles lo que más les gusta probando con cantidades pequeñas que paulatinamente se van incrementando. En relación a cuándo, siempre será cuando se pueda, es decir, cuando lleve tiempo sin vomitar y le apetezca comer.
Si se presenta el vómito, se continúa con el suero hasta el próximo intento. Hay que mantener presente que los pequeños tardan semanas en desnutrirse y días en deshidratarse por lo que ningún niño se pondrá malo por no comer, pero sí por perder demasiados líquidos.
¿Cuándo se acude a que le coloquen un suero?
La vía recomendable para la rehidratación siempre será la oral por lo que la intravenosa se reserva para cuando el niño presenta signos de deshidratación, antes no, ya que se busca evitar hacer daño al niño en la medida de lo posible. Debes considerar que la deshidratación no se produce de golpe, por lo que resta tiempo para actuar.
Signos de deshidratación
Si el cuerpo no cuenta con líquidos, no los expulsa por donde habitualmente lo hace, en consecuencia los niños lloran sin lágrimas y presentan ojos hundidos y sin brillo; su lengua está seca y pegajosa ya que no hay saliva, y no orinan en el transcurso del día. Además, como existen menos nutrientes para el cerebro, se muestra como ido, falto de respuesta.
Otro aspecto que se presenta con frecuencia y que resulta preocupante cuando se ve es la sangre en las heces, pero esta es una situación normal en el contexto de una infección de este tipo.
De lo que sí hay que estar pendiente es de que si vemos sangre en la diarrea, hay que acudir al pediatra ya que quizá sea necesario recoger un cultivo, pues en ocasiones se puede tratar de gastroenteritis que son causadas por las bacterias que se mencionaba al principio, y que requieren de un tratamiento con antibióticos.
De manera que, a menos que la cantidad de sangre sea exagerada, no existen razones para preocuparse. Tampoco hay que asustarse si el niño presenta fiebre ya que como cualquier infección, la gastroenteritis puede dar fiebre, alta o baja, no importa.