Cuando un bebé decide que ya es momento de realizar su primer intento por ponerse de pie, siempre hay alguien para ayudarle y servirle de soporte cada vez que lo vaya a hacer, de este modo adquiere una mayor fuerza muscular y coordinación.
Una vez que pase el tiempo, resulta muy probable que continúe intentando ponerse de pie pero esta vez sin ayuda tambaleándose un poco al principio, y eso implica más esfuerzo.
Una vez que ha practicado numerosas veces apoyado en los muebles o sosteniéndose de las manos de sus padres, el bebé ha reforzado el equilibrio y con ello podrá permanecer de pie solo.
No obstante, en algunas oportunidades y más allá de que cuenta con fuerza en las piernas para sostenerse, preferirá que le den apoyo para sentirse más seguro y protegido, lo que resulta totalmente normal.
Quizás lo que requiere es un poco más de confianza, y por ello hay que alentarlo mediante ciertos ejercicios tratando de que se repitan varias veces.
Ejercicio para aprender a ponerse de pie
- Sentarse con las piernas cruzadas y sentar al bebé sobre tus rodillas, con sus pies en el piso.
- Colocar nuestras manos alrededor de sus caderas y ayúdalo a pararse.
- Observar si mantiene el equilibrio lo suficiente como para soltarlo unos segundos.
- Permanecer sentados de esta forma nos asegura estar cerca del bebé en caso de caída. Pero hay que recordar que las caídas serán parte del proceso de aprendizaje, de manera que no hay que preocuparse si ocurre frecuentemente. Hay que animar al bebé a que vuelva a intentarlo.
Desarrollo del bebé
Si deseas que estos ejercicios de mantenerse de pie resulten divertidos, se puede organizar una cita de juegos en compañía de más pequeños, ya que los niños aprenden por medio de la imitación y, así el bebé podrá observar y copiar las habilidades de sus compañeros.
Esta es una habilidad que generalmente se logra entre los 7 y 12 meses, debido a que les toma unos meses consolidarla. Lo recomendable es ser paciente para poder transmitirle seguridad para alcanzar este hito.
Posiblemente le tome un tiempo hacerlo sin que se tambalee o caiga, por ello no hay que preocuparse, la manera que tiene de aprender cada niño es distinta y única. Lo importante siempre será estar presente para celebrar cuando lo logre.
Cuando un bebé ya se pone de pie puedes relajarte debido a que va adquiriendo los hitos del desarrollo que corresponden a su edad. También que pueda ponerse de pie se traduce como que ganará autonomía para poder explorar solo y como desee, lo que le da también autonomía a sus padres.
Edad en la que se ponen de pie solos los bebés
Tomando en consideración que cada bebé es único, así como su familia y su entorno que lo estimula, cada uno adquirirá las distintas habilidades que conforman su desarrollo cuando se encuentre preparado.
La talla, el peso, el tono muscular, el carácter e incluso el volumen de la cabeza de un bebé influirá mucho, en la manera y cómo alcanza los distintos hitos motores.
El gateo
Si se trata de un bebé grandote, tranquilo y algo blandito, quizás disfrute de pasar mucho tiempo tumbado boca arriba mirando sus manitas, o explorando los objetos que se le ofrecen, por lo que siente poca motivación para comenzar a voltearse para moverse, ya que colocarse boca abajo y reptar resulta muy cansado.
Por otro lado, se pueden encontrar bebés que son más inquietos, que posiblemente a los cuatro meses ya voltean a ver toda la casa y comienzan a reptar pronto.
Otros se mantienen más interesados en las personas y en relacionarse con ellas que en explorar con su cuerpo el espacio, existen otros que disfrutan más de manipular los objetos y en cuanto pueden se sientan, estando bien preparados para usar sus manos.
Lo que sí se puede asegurar es que todos, de no existir alguna alteración en su desarrollo, alcanzarán tarde o temprano ese momento tan esperado de ponerse de pie.
Y eso lo harán cuando se sientan preparados. Hay que olvidarse de ayudarlos a levantarse para colocarlos apoyados en una mesita o sofá, dentro de un saltador o tacatá.
Es importante aprender a cómo fomentar el movimiento libre en un entorno seguro con la finalidad de favorecer el correcto desarrollo físico de los bebés y de este modo facilitarles un mejor aprendizaje en general. Una excelente recomendación es el Seminario Online «Movimiento libre»
También nos podemos encontrar con bebés que prácticamente solicitan que los pongamos de pie, que cuando se les coge se estiran y se apoyan para levantarse y finalmente se llega a ceder.
Pero, muy al contrario de lo que muchas veces se piensa, no se les está ayudando a alcanzar más rápido la bipedestación, lo que se está haciendo es saltar etapas que son imprescindibles para que puedan llegar bien preparados al momento de ponerse de pie y comenzar a andar.
Resulta un error poner a caminar al bebé si no puede solo aun
La tendencia hacia la verticalidad que se puede observar en los niños y que parece gustarle, forma parte de un proceso natural que usa para fortalecer las piernas, cadera y la cintura, actividad que le permitirá soportar el peso de su propio cuerpo cuando inicie la marcha.
Aparte, cuando inicia la posición vertical, el campo visual del bebé se incrementa recibiendo más estímulos y es algo que gusta sobre todo a los que son más inquietos y curiosos.
No obstante, todo ello es parte del proceso de entrenamiento motor natural, que además se encuentra acompañado del desarrollo neurológico para la adquisición de destrezas fundamentales como lo es la coordinación. Pero eso no significa que el bebé ya se encuentre preparado para comenzar a caminar.
Los bebés nacen con un arqueamiento de piernas fisiológico que es consecuencia de la posición adoptada dentro del vientre materno. Durante los tres primeros años y como parte de su desarrollo motor, dicho arqueamiento se corrige por sí solo.
Si se fuerza a tomar posturas para las que aún no se encuentra preparado y eso incluye el uso de tacatás o saltadores de puertas, se puede acentuar el arqueamiento y aparecer problemas a nivel muscular u óseo más adelante.
Aparte de que forzarlo a caminar antes de tiempo propicia el salto de etapas evolutivas que son fundamentales como el gateo. Si aprenderá a caminar, pero no tendrá recursos al momento de caerse.
Al no estar familiarizado con el apoyo de manos que proporciona el gateo por no haber adquirido previamente ese recurso, normalmente caerá de boca y sin apoyo, con el riesgo que eso supone. Tampoco será capaz de desenvolverse solo para intentar levantarse o desplazarse una vez que se vea en el suelo, por lo que seguirá siendo totalmente dependiente del adulto.